En España hay un valle en la provincia de Logroño, que se llama Valvanera, lugar de conversión de un ex bandido Nuño Oñez, quien lo hizo ante la aparición de la Virgen María en el valle del mismo nombre. A fines del siglo XVIII llegó al Río de La Plata la devoción a Nuestra Sra. de Balvanera. Le construyeron una capilla en 1799 , que luego (3 décadas después) se convertirá en parroquia y que le da nombre al barrio.
En Balvanera, existen pasajes que son parte de la historia de Buenos Aires y que presentan la particularidad de que su trazado no es recto, ya que forman dibujos sinuosos y caprichosos.
En cuanto a Miserere, hay dos versiones; unos sostienen que proviene del vocablo latino "Misserere" que significa "ten compasión", relacionado con la matanza de animales que en la época del Matadero del Oeste se sacrificaban en la zona, o porque así era llamado el que fue dueño de las tierras ocupadas hoy por plaza Miserere.
"Vulgarmente se la denomina "Plaza Once", pero sobre este punto hay mucho desconocimiento, pues con la denominación "Once" se conoce a las adyacencias de la estación que se se llama Once, pero que es incompleto pues la denominación correcta es Once de Setiembre. Dicha denominación se extiende a la plaza que, como se ha dicho, lo correcto es plaza Miserere. Por otra parte, el desconocimiento respecto a la zona es increíblemente, atribuible a los funcionarios del Gobierno de la Ciudad, pues en la indicación de bajada de la autopista en la Av. Jujuy se indica "A Once", no especificándose a qué se refiere, pues si lo es a la Plaza no se llama de ese modo, si se refiere a un barrio no hay ninguno de todos los barrios que integran la Ciudad Autónoma que se denomine de esa manera y si se refiere a la estación lo correcto es decir "Once de Setiembre". Al buscar información en plaza Miserere se indica correctamente "Plaza Miserere (también conocida como Plaza Once): de 17.000 metros cuadrados de superficie, delimitada por las calles Rivadavia, Ecuador, Bartolomé Mitre y Ecuador" y aquí hay un error ya que se menciona dos veces la calle Ecuador, faltando indicar la Av. Pueyrredón." Información aportada por el vecino Roberto Oscar Gonzalez Fayet.
Finalmente falta decir que la palabra "Once" está dada por la fecha 11 de septiembre de 1852, en la cual dirigentes porteños organizaron una revolución contra las fuerzas de Urquiza, que finalizó con la separación de la Provincia de Buenos Aires del resto de la Confederación, durante 10 años
Las barracas comenzaron a construirse a principios del siglo XVIII, sobre la vera del Riachuelo. Según cuenta Horacio Puccia en su libro "Barracas en la Historia y en la Tradición", en algunos planos de Buenos Aires, del siglo XVIII, una lonja de terreno ubicada entre el Parque Lezama y la parte del Riachuelo correspondiente a la Vuelta de Rocha, figuraba con la siguiente inscripción "Las barracas y tierras de doña María Burzaco". Esas barracas "eran construcciones precarias para almacenar cueros y otros productos del país que debían embarcarse en el Riachuelo, o recibir las mercaderías que llegaban del exterior". Según los Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Barracas se convirtió en Partido a principios del siglo XIX. Don Juan Manuel de Collantes, fue nombrado en diciembre de 1805 comisionado del Superior Gobierno de Barracas y sus inmediaciones. El 1º de enero de 1814 fue nombrado alcalde de la hermandad en Barracas, Don Carlos Aldaz.
El 30 de agosto de 1853 fue creado el Juzgado de Paz de Barracas al Norte, siendo nombrado como Juez de Paz el Dr. Juan Milberg, uno de los hijos de Johann Heinrich Carl Milberg Speckmann y de Modesta Dillon Díaz, que también fue el fundador del paraje "Rincón de Milberg" de la Ciudad y Partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires, donde se afincó luego de contraer matrimonio en la Ciudad de Buenos Aires con Angela Arditi Rojas, en el año 1856 (información aportada por María del Socorro Ricaldoni).
En octubre de 1887 el presidente Juárez Celman le otorgó a Emilio Nouguier (esposo de Pepa Casares Martínez de Hoz) la concesión de un ramal ferroviario (a construir) entre la estación Belgrano y el pueblo Las Conchas (Tigre).
Para materializar la empresa, Emilio Nouguier conformó la “Compañía Nacional de Ferrocarriles Pobladores” que, como primera medida, compró tierras en los lugares donde se construirían las estaciones del nuevo ramal.
En 1926 se amplió el hospital, al que se le agregó nuevas instalaciones para cubrir servicios en las siguientes especialidades: urología, proctología, anatomía patológica, laboratorio y además una nueva cocina. Desde entonces, en Av. Monroe 3555, la importante acción hospitalaria, se proyecta no solo a Coghlan sino también a los barrios vecinos.
El Censo Nacional de 1895 mostró que en Coghlan vivían 267 personas en 55 casas construidas alrededor de la estación. El crecimiento del barrio se debió a la radicación de importantes contingentes de inmigrantes, con una preeminencia de vascos franceses y no de ingleses como se suele imaginar.Ordenanzas Municipales de 1968 y 1972 elevaron oficialmente a Coghlan a la categoría de barrio metropolitano.
Con el correr de los años, figuraron entre los vecinos destacados o notables del barrio de Coghlan el plástico Lino Enea Spilimbergo, que vivió y trabajó en su casa-taller de Tamborini 3818; el poeta y letrista Julián Centeya; el músico y profesor Athos Palma, que ocupó una casa en la esquina NO de Rivera y Melián; el padre Antonio de Monterosso quien fue Vicario Ecónomo de Santa María de los Ángeles; y el inventor Ladislao José Biro quien en su casa de Congreso 3378 creó el bolígrafo, entre otros.(Información obtenida del proyecto de ley que instituye el 1 de Febrero como el día del barrio de Coghlan)
Como en esa zona funcionaba el hospital de los padres Betlemitas se la llamó al principio "La Convalecencia", luego "Mercado del Alto" para más tarde llamarse "Mercado Constitución" nombre que se le ha dado en homenaje a la palabra Constitución o a la Constitución de Buenos Aires.
Cabe destacar que el nombre oficial de "Mercado de Constitución" aparece con la primera memoria municipal de los años 1856/7 pero el barrio recién comienza a llamarse de esta manera cuando se aprueba la moderna nomenclatura de las calles, que produce la fracción y loteo del entorno del Mercado Constitución, pretendiendo con esto atraer pobladores a una zona desvalorizada en la cual escaseaban las construcciones. Todo se desarrollaba alrededor del Mercado de Constitución donde llegaban las carretas cargadas con todo tipo de cosas para vender.
Los primeros compradores de tierras, fueron los mayoristas que las necesitaban como lugar para construir sus depósitos. Conjuntamente con esas casas nacieron las pulperías, las tiendas de compra y venta y todo lo que al hombre de negocios le hacía falta. También nacieron los llamados "pirigundines" donde se bailaba, se tomaban unas copas y donde no faltaban esas mujeres de la noche que tanto los entretenían.
El barrio de Constitución fue escenario de numerosas tragedias, como la del 16 de junio de 1955, donde se levantaron las fuerzas en una rebelión frustrada contra el gobierno de Perón. También en septiembre de 1962, fue testigo de tragedias entre azules y colorados donde casi se termina en una verdadera guerra civil.
Las tierras de este barrio pertenecieron antiguamente a los jesuitas, que tenían grandes chacras allí. Su nombre proviene del diminutivo de la palabra "chacra" o "chácara". En 1608, en tiempos de Hernandarias, esa orden religiosa recibió, por compra o donación, una decena de "suertes principales", es decir, lotes de terrenos nacidos en el primer reparto del suelo porteño, y a las que, al cabo de los años, se anexaron otras 10.
Durante la época de Rosas, la Chacarita albergó a numerosas guarniciones militares y a centenares de indios tomados prisioneros durante la Campana del Desierto de 1833. Al respecto, un testigo comentará: "Bajo las galerías de los arcos se ven algunos soldados de Rosas, y en los sótanos bullen algunas familias de indios, todos medios desnudos, que piden limosnas en el mismo lugar donde sus padres vivieron...".
Cabe enumerar dentro de su historia la fábrica de acordeones artesanales del italiano Juan Anconetani, de la calle Guevara 478, que desde el año 1917 son famosos no sólo por la calidad de su artesanía sino porque sus hijos fueron muy buenos violinistas. También son históricos los sombreros, fabricados por el genovés Pascual Massera, muy usados por los porteños de entonces.
Las tierras de este barrio pertenecieron antiguamente a los jesuitas, que tenían grandes chacras allí.
Su nombre proviene del diminutivo de la palabra "chacra" o "chácara".
En 1608, en tiempos de Hernandarias, esa orden religiosa recibió, por compra o donación, una decena de "suertes principales", es decir, lotes de terrenos nacidos en el primer reparto del suelo porteño, y a las que, al cabo de los años, se anexaron otras 10.
Cada una de ellas tenía una legua de fondo y formaron parte de una inmensa posesión, que llegaba hasta la actual localidad de Ramos Mejía. Al ser expulsados en el año 1767, todos sus bienes fueron declarados propiedad de la Corona (por orden del Rey Carlos III).
Entonces, sus propiedades quedaron bajo administración de la "Junta de Temporalidades", una representación estatal que loteó la zona. Los tiempos viejos de la historia tienen un lugar en el barrio. Los primeros alumnos del Nacional, por ejemplo, se acostumbraron a pasar sus vacaciones en la zona que antes albergó las principales construcciones de los jesuitas (una parte del terreno actual del Cementerio).
Los lujos que dieron fama al lugar fueron la iluminacion a gas, el primer pararrayos del barrio y un sótano cargado con toneles que almacenaban los vinos que ellos mismos producían.
Cabe enumerar dentro de su historia la fábrica de acordeones artesanales del italiano Juan Anconetani, de la calle Guevara 478, que desde el año 1917 son famosos no sólo por la calidad de su artesanía sino porque sus hijos fueron muy buenos violinistas. También son históricos los sombreros, fabricados por el genovés Pascual Massera, muy usados por los porteños de entonces.
Los historiadores coinciden en señalar a la Boca como el lugar en donde Pedro de Mendoza fundó la ciudad de Santa María de los Buenos Aires, en 1536.
Desde los primeros tiempos la boca del Riachuelo fue el puerto natural de Buenos Aires. Su poca profundidad no permitía navíos de calado considerable, a lo que se sumaban los bancos de arena que causaban no pocos problemas, ya que el canal de entrada tampoco era precisamente profundo, a ello era preciso sumarle las crecientes y bajantes.
No obstante los inconvenientes el Riachuelo continuó desde fines del siglo XVI hasta fines del siglo XIX en plena vigencia. Numerosos fueron los proyectos que la necesidad de un puerto de envergadura generó teniendo en cuenta el lugar, uno de ellos, obra del Ing. Carlos Pellegrini, proponía estrechar la desembocadura del Riachuelo cerrando parcialmente su salida con una esclusa, para que éste aumentara su caudal, profundizando su canal de acceso.
Proyectos y discusiones sobre su viabilidad y utilidad continuaron hasta que por fin se aprobó el presentado por Eduardo Madero, desechándose el del Ing. Huergo que propiciaba centrarlos en el Riachuelo. El nuevo puerto, concentrado más al norte, significó el progresivo deterioro del Riachuelo. No obstante esto él continuó siendo el símbolo del barrio de La Boca y es imposible concebir al uno sin la otra y viceversa.
Esta creciente prosperidad se materializó en la preocupación por dotar a las viviendas de los últimos adelantos, o quizá cabría decir siguiendo las últimas modas. Así aparecieron en estas casas de material de planta baja y primer piso, las grandes mamparas con vitrales o vidrios de colores neutros, verdes, rojos o azules, y los techos decorados. Sin embargo es interesante destacar que muchas de estas casas alternaban con las tradicionales de chapa o madera con techos de chapa a cuatro aguas; en contraposición con las de terraza, para ese tiempo "modernas".